Soy Roberto, hijo del autor de nuestros libros, el matemático, Jorge Sáenz.
Mi formación académica, y mi carrera, han girado alrededor de los Sistemas de Información y el Análisis de Datos, no obstante, siempre supe destinar un tiempo considerable para apoyar a mi padre en la edición de sus libros. Es así que siempre me mantuve vinculado a la Matemática.
Debo admitir que por muchos años mi zona de confort fue, digamos, demasiado confortable. Siempre pensé que necesitaba un estimulo para confrontar el síndrome del impostor, y entrar de lleno en el mundo de las matemáticas. Tristemente, dicho estímulo sí llegó, y lo triste es que este fue la muerte de mi padre.
Puede decirse que este fue mi evento nexus. Dejó un vacío muy grande en mi vida que solo pude superar, sorpresivamente, aprendiendo más matemáticas.
Leer los libros de mi padre, y resolver sus ejercicios, me hizo sentir más cerca de él. Me gusta pensar que esto guarda relación con aquella teoría de la película Interestelar, donde se describe, desde un ángulo científico, lo único que trasciende el espacio y el tiempo, el amor.
Creo que mi experiencia casi espiritual con las matemáticas me dió una perspectiva muy diferente, tanto a la de los profesores tradicionales, como a la de los estudiantes que se sienten intimidados en sus cursos.
De los dos grupos anteriores, creo sentir más afinidad por el último. Algo irónico, considerando que ahora soy aspirante a una maestría en matemática; además, mi padre fué un digno representante del primer grupo. No pretendo llenar sus zapatos, pero si quiero aportar valor a la sociedad, tal como él lo hizo. ¡Eso sí! sin dejar de ser yo mismo.
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